martes, 24 de diciembre de 2013

SEIS MESES DE REFLEXIÓN

He participado en las terapias, he tenido más afinidad con unos que con otros tanto en compañeros como con el grupo terapéutico, he sido paciente y también he perdido los nervios.

He aprendido a convivir de muy cerca con personas muchas horas.

Han habido semanas tensas y hasta días insoportables. He convivido con la amabilidad, la bordería, el apoyo, la mala educación, la compañía, la agresividad, las risas, los llantos, la esperanza, el desasosiego, etc. He aprendido y he tenido que tolerar historias, comportamientos, diferencias, desacuerdos.

He intentado comprender situaciones que para mí son, en ciertas ocasiones, completamente inexcusables.

He aprendido mucho, mucho, mucho de cada uno de mis compañeros, de cada situación tanto agradable como no.

He hecho un máster en autoconocimiento y un trabajo muy intenso de introspección.

He visto cosas que sabia pero desde otra perspectiva, consiguiendo así afinar cada vez más los puntos claves para mejorar. Para conseguir verme a mí misma de un modo más realista, más humilde, más cariñoso, tolerante, respetarme… dejar de ser la persona sargento que no consiente menos de un 10, la cual creía que conformarse es no esforzarse: "Ahora pienso que conformarse es reconocer mis límites". "He aprendido que: ¡Cuánta más distancia hay entre lo que queremos ser y lo que rea
lmente somos, mayor es la frustración e infelicidad." ¡"Qué los pensamientos no son órdenes"!.

Que hago lo que puedo cada día de mi vida, al igual que los demás hacen lo pueden en sus circunstancias, momentos y situaciones. También he aprendido a desconfiar, a ver que queriendo o sin querer cada uno contamos nuestras historias como mejor nos conviene, o desde nuestra perspectiva y recuerdo. Siempre he sabido que hay muchas versiones de cada uno de los acontecimientos de la vida y como dice House " todo el mundo miente". Aquí, para conseguir cosas, tenemos que tener la mente muy abierta para escuchar lo que no nos gusta de nosotros mismos, tenemos que ser muy honestos y humildes con nosotros mismos. Me voy con la lección cogida con pinzas, me marcho con miedo, asustada por si no consigo practicar las nuevas lecciones, por si olvido lo aprendido. Me voy sabiendo que soy exigente: la sargento forma parte de lo que soy. Me voy sabiendo que también soy estupenda y petarda y que no pasa nada, que haré y me comportaré de mejor o peor manera y tendré que aceptarlo y manejarlo de la forma más saludable para mí. . Tenemos instinto de supervivencia y por eso seguimos aquí, ese instinto hace que sigamos luchando, que sigamos hacia delante.
Me he encontrado con la desesperanza, queriendo el final. Pero aquí sigo, haciendo un enorme trabajo de mentalización, de comprensión… atendiendo tanto lo que me gusta escuchar como lo que no.

He entendido que enfadarme un momento contigo no quiere decir que ya no vuelva hablarte. He entendido a convivir con cosas que no aguanto de ti y no pasa nada. Estoy en el camino de comprenderme, de aceptarme, de relativizar, de entender que las cosas también salen aunque yo no participe en ellas y que si hay algo que no me gusta como sale.
"No pasa nada".
Que si no cumplo mi lista de tareas (que me encanta hacer listas) no pasa nada, que el machacarme hará que vuelva a mi círculo de autodestrucción, y que si vuelvo a caer intentaré pensar que no es el fin del mundo que en peores plazas he toreado.

He aprendido a levantarme en los días que me hubiese quedado en la cama.

He aprendido a valorarme, a equilibrarme. Morir no es suicidarse, también se puede morir en vida y quedarte en la cama durante días es una manera de retirarte de ella.

Tengo que agradecer a los médicos que me ayudaron a entrar aquí, a mis padres que gracias a ellos he podido hacer este kit-kat en mi vida para poder dedicarme 100% a mí. Quiero agradecer a mis amigos que me siguen acompañando en el camino de la vida.

Agradezco al grupo terapéutico de aquí, en especial al psicólogo: verdaderamente es un regalo y privilegio que estés aquí. He aprendido muchísimo de tus terapias. Siempre que haces un “agradecimiento”, te olvidas de alguien: pido disculpas por adelantado.

Agradezco a mis compañeros, los que estáis y los que habéis pasado.

Agradezco a todo el mundo porque todos en algún momento de nuestra vida somos un ejemplo, para copiar lo que te gusta del otro o para no repetir lo que no nos gusta y por ello, también tengo que agradecérmelo a mí misma por haberme dado otra oportunidad.
Todos los días son nuevos, todas las vidas únicas, mi manera de verme y de ver la vida ha cambiado: también es nuevo.
Los cambios asustan, la vida cambia constantemente… así es que aceptar esos cambios facilitará mucho nuestra vida. Como dice mi psiquiatra: "Siempre pasan trenes."

3 comentarios:

Maximo Esteban dijo...

PALABRAS SABIAS.MUCHO.MUCHAS GRACIAS.

Anónimo dijo...

Gracias a ti mi querido amigo. Algunos sabemos lo difícil que es encontrarse con uno mismo y delimitar nuestro espacio. Gracias por estar en mi vida, eres un compañero de viaje maravilloso. Te quiero, te felicito por todo lo que has conseguido, y estoy feliz de reencontrarte. Gracias.

Anónimo dijo...

Max, Tus Retratos son preciosos. Si hay algún lector más por ahí os invito a que les echéis un vistazo. N